viernes, 15 de julio de 2011

La bolsa de te.

Le sirvieron la bolsa de te que pidio al mozo que insistio con el gesto sobre el hecho de que no haya pedido nada mas. El ni ofendido ni avergonzado cavilo sobre la indeterminacion de las cosas. De ese momento, en que pensaba disfrutar deuna buena charla y buena compania, del pedir te en una cafeteria y del amor que penso que habia encontrado despuez de anios entregados y del que ahora rehuia no por falta del mismo sino por esa falsa propuesta de ella de amor extinto y carinio y temer por su misma decision de amor propio y libertad tan deseada pero con gamas de un back up de emergencia. Y pensar que medito sobre ello pero dias despues por una discusion reveladora que los expuso. No eran mas que exes. Y si quedaba algo terminaria esa noche.

Perro de mierda, le sobresalto ese ataque de fiera incontenible, ni decir al chico que recibia tamania rabia. Miro nuevamente con odio y con voz mas baja como navaja: perro de mierda. El chico parecio pedirle alguna razon cuando el fuego salio hacia la noche. En ese momento el chico dirigio su mirada al observador que disimulaba en vano ver el fondo du taza para cambiar de direccion.

Y retorno a su punto sobre la indeterminacion de las cosas, de lo abrupto del odio que traspasa el amor y del dinero que dejaba en la mesa cuando supuso que gastaria mas. Y ese gesto del mozo que miraba contrariado el hecho de solo un te en un cafe libre de la idea de la indeterminacion.

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