jueves, 13 de septiembre de 2007

El marketing y un pedacito de realidad


Hace poco estaba con una buena amiga en un café conversando de miles de cosas cuando me dijo que estaba aburrida con su trabajo, que hace algún tiempo le estaba molestando, pero que ahora le aburría, lo cual es peor. Ella es encargada de edición fotográfica en una revista reconocida en el medio local. Por mi parte, estoy encargado, en teoría, del área de marketing y publicidad en una editorial, lo cual suena muy bien pero... Sigamos con lo de mi amiga, le pregunté obviamente qué le parecía la oferta, y me contestó algo que me ha dejado reflexionando hasta hoy: "No lo sé, el marketing es fascinante en teoría, en algún tiempo en la universidad llamaba la atención, pero en la práctica no tengo idea de lo que es hacer marketing". Bueno, intenté explicarle que sí, el marketing es tan grande que en realidad un montón de gente de marketing hace miles de cosas distintas, salvo cuando les toca hacer el plan de marketing pensé.

Luego de la reunión después de muchos temas más, de regreso a mi casa en una combi (servicio público insufrible), pensé en esa respuesta, en la práctica del marketing, en la ejecución de la misma, en una reunión que tuvimos con un consultor y el encargado del área comercial, en cómo el plan que había hecho estaba incompleto bajo la rigurosa revisión del consultor, en cómo había intentado recopilar mayor información concreta en el proceso pero no se pudo por ene razones, y en cómo, al menos en mi caso, no puedo concentrarme en desarrollar una función, porque el día a día les gana, y me gana, y nos gana. En realidad, en la práctica mi función de marketing es un intento de desarrollo, un demúestranos y dínos algo que nos cambiará la vida empresarial, y no un queremos enfocarnos bajo el despliegue que el marketing nos puede ofrecer, qué podemos hacer o en qué podemos ayudar. Hasta donde creo, y puedo estar equivocado, el marketing no puede funcionar en un organismo empresarial básicamente reactivo. El planeamiento no se puede dar sin un momento de respiro, de reflexión y de pensamiento organizado entre varias áreas de una empresa. Pero bueno, en la realidad es mucho pedir, para la gente, en general, el sacarlos de sus funciones diarias es una pérdida de tiempo, es un favor otorgado. Lo que Senge, en su Quinta Disciplina, alude, sobre los feudos dentro de las empresas. Y bueno, lo que produce que me atrinchere también reactivo en salvar mi función.

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