miércoles, 19 de septiembre de 2007

Reflexion desprestigiada



Uno hace, actúa, según lo que cree y piensa. Si pienso que la moda es mi guía, me dejaré guiar por ella, si pienso que el modo de vivir de otros es superior, lo trataré de copiar y despreciaré lo mío. A mi a veces me creen tonto, idiota, o imbécil por no actuar rápido o reaccionar siempre rápido. Puede que lo sea, para ellos.

A veces creo que la ventaja de las cucarachas (aunque algunos estudiosos japoneses han descubierto que las cucarachas aprenden), como especie, es que no piensan y se reproducen rápidamente. Pero cambio de opinión, nosotros o muchos de nosotros andamos ppor ahí sin pensar mucho, fornicamos como locos y hasta nos reproducimos a un ritmo cada vez mayor. Y lo único que producimos es destrucción en nuestro entorno y más problemas entre nosotros.

Supongo que la reflexión está desprestigiada porque los que piensan no actúan firmes y rápido (en buena parte de los casos) sino sutilmente, lentos ante los ojos, aburridos ante las cámaras, como estatuas sin valor. Sin embargo, aún así prefiero pensar de vez en cuando, detenerme un momento e ir más allá de ayer y mañana.

Supongo que la reflexión está desprestigiada porque nos iguala a todos, porque los que la usan la utilizan con fines egoístas, y porque para ellos, el que todos pensemos y actuemos entonces sería una catástrofe para el orden de las cosas. Necesitan masas actuantes, sensibles, que necesiten decirles qué es lo mejor, o qué tienen que hacer.

Lo irónico es, que a los que usan la reflexión hacia fines no sólo individualistas, son pocas veces aceptados y más bien marginados como extraños y tontos.

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